sábado, 23 de mayo de 2020

Mirabilia


Simples, banales y llenos de incertidumbre, al tiempo que no somos sino unos pedantes. Los mirabilia transmitidos a los hombres no nacen de ningún otro lugar salvo de nosotros mismos. Los símbolos y su significación, su re-interpretación, nos son dados por y para nosotros. Construimos el significado del cielo, para después sorprendernos por lo que levantamos sobre los cimientos del cosmos. Construimos la cosmología, la escatología, la simbología… ¿y pretendemos que no se vean proyectadas en el más acá? Mayor constructo a nivel pragmático (que no teórico subyacente) no encontraremos. Interpretamos los auspicios que lanzamos al aire (cuán soberbios no seremos) y los recogemos tras el efecto de la gravedad. Saliva, sudor, expectoración del dios, y no son sino vapores volcánicos e hierbas sumergidas. Tiramos un misticismo al aire, bajamos la mirada y fingimos perderlo de vista, para luego contratar a los mejores recogepelotas envueltos en sotanas (qué poco práctico). De suerte que así adaptamos esta fórmula a nuestras consideraciones políticas y obtenemos todo un arsenal para acribillar al resto de categorizaciones conceptuales (cuán soberbios no seremos).

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